Salud cardiovascular: cómo identificar riesgos, prevenir y personalizar el cuidado
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) siguen siendo una de las principales…
Sigue leyendoLas enfermedades cardiovasculares (ECV) siguen siendo una de las principales causas de muerte en todo el mundo, a pesar de que muchas de ellas pueden prevenirse con medidas simples. Según el World Heart Report (1), se estima que en 2021 alrededor de 20,5 millones de personas murieron a causa de estas condiciones, una cifra alarmante que representa aproximadamente un tercio de todas las muertes globales. La enfermedad arterial coronaria, responsable de los infartos agudos de miocardio, continúa siendo la forma más común y letal entre las ECV.
Las enfermedades cardiovasculares son graves, pero muchas veces evitables. Una alimentación equilibrada, ejercicio regular, control de factores de riesgo y exámenes preventivos son los pilares de la salud cardiovascular.
En este artículo, abordaremos los principales tipos de enfermedades cardiovasculares, sus causas, señales de alerta y formas de prevención, con énfasis en la importancia de los exámenes regulares y el seguimiento médico, especialmente entre las mujeres, quienes a menudo subestiman el riesgo cardíaco.
Las enfermedades cardiovasculares son condiciones que abarcan una serie de trastornos que afectan al corazón y los vasos sanguíneos, incluyendo enfermedades coronarias, cerebrovasculares, cardíacas reumáticas y congénitas, que comprometen el funcionamiento adecuado del sistema circulatorio y pueden llevar a complicaciones graves como infartos, accidentes cerebrovasculares e incluso muerte súbita (2-4).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son responsables de aproximadamente 17,9 millones de muertes al año en el mundo, lo que representa cerca del 32% de todas las muertes globales. En Brasil, se estima que una persona muere cada 90 segundos debido a alguna condición cardíaca (2).
Entre ellas, la enfermedad cardiovascular aterosclerótica se destaca como la principal causa de mortalidad (5), siendo esencial que los profesionales de la salud evalúen el riesgo cardiovascular de forma integral y personalizada. Además, el desconocimiento sobre los síntomas y factores de riesgo sigue siendo un gran desafío. Cuando ocurre un paro cardíaco fuera del entorno hospitalario, solo el 10,6% de los pacientes sobrevive, lo que refuerza la gravedad y la necesidad de diagnóstico y tratamiento precoz (6).
Este tema es de suma importancia por su impacto directo en la calidad y la expectativa de vida de la población.
Las enfermedades cardiovasculares abarcan una serie de condiciones diferentes. Las más comunes incluyen:
También conocida como enfermedad isquémica del corazón, es la forma más común y letal de enfermedad cardiovascular. Se produce cuando se acumulan placas de grasa (aterosclerosis) en las arterias coronarias, que son responsables de irrigar el músculo cardíaco. Esta obstrucción puede reducir o bloquear el flujo sanguíneo, causando angina (dolor en el pecho) o infarto agudo de miocardio (IAM). En muchos casos, evoluciona de forma silenciosa hasta que ocurre un evento cardiovascular grave.
El infarto es una de las principales consecuencias de la enfermedad arterial coronaria. Ocurre cuando el flujo de sangre hacia una parte del músculo cardíaco se interrumpe por completo, generalmente por un coágulo que se forma sobre una placa de grasa rota. La falta de oxigenación provoca la muerte de las células cardíacas, causando síntomas como dolor intenso en el pecho, sudoración, náuseas y dificultad para respirar.
Después de un infarto agudo de miocardio, los pacientes necesitan cribado, cuidados preventivos y consultas de seguimiento coordinadas debido al mayor riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca. Este manejo integral puede mejorar la adherencia del paciente a las directrices de tratamiento, disminuir las re-hospitalizaciones y reducir la probabilidad de desarrollar IC (7, 8).
El ACV, o derrame cerebral, ocurre cuando se interrumpe el suministro de sangre al cerebro, pudiendo ser isquémico (por obstrucción) o hemorrágico (por ruptura de un vaso). Los síntomas incluyen pérdida súbita de fuerza o sensibilidad en un lado del cuerpo, dificultad para hablar, visión borrosa y confusión mental. Es una de las principales causas de discapacidad permanente y muerte.
Esta condición ocurre cuando el corazón pierde la capacidad de bombear sangre de manera eficiente, comprometiendo la circulación en el cuerpo. Puede ser causada por infartos previos, hipertensión, enfermedades de las válvulas cardíacas o miocardiopatías. Los síntomas incluyen fatiga, hinchazón en las piernas, dificultad para respirar y problemas para realizar actividades cotidianas.
Las arritmias son alteraciones en el ritmo de los latidos del corazón, que pueden ser más rápidos (taquicardia), más lentos (bradicardia) o irregulares. Aunque algunas arritmias son benignas, otras pueden causar mareos, desmayos, sensación de palpitaciones o incluso llevar a la muerte súbita, especialmente en personas con predisposición genética.
Enfermedades de las válvulas cardíacas: afectan el funcionamiento de las válvulas que controlan el flujo de sangre entre las cámaras del corazón; Enfermedad Arterial Periférica: resulta del estrechamiento de las arterias que llevan sangre a las extremidades, principalmente las piernas, provocando dolor y dificultad para caminar; Cardiopatías congénitas: son malformaciones del corazón presentes desde el nacimiento, que pueden afectar la estructura o la función cardíaca; Miocardiopatías: enfermedades del músculo cardíaco, como la miocardiopatía dilatada, hipertrófica o arritmogénica, que comprometen el desempeño del corazón.
Las enfermedades cardiovasculares suelen ser el resultado de una combinación de factores genéticos, ambientales y conductuales. Muchos de estos factores son modificables, lo que hace posible la prevención y el control de la mayoría de las afecciones cardiovasculares.
Los principales factores de riesgo incluyen:
Identificar los signos tempranos de las enfermedades cardiovasculares puede salvar vidas. Muchas veces estas condiciones se desarrollan de forma silenciosa, pero cuando los síntomas aparecen, es fundamental reconocerlos y buscar atención médica de inmediato.
Mientras que los hombres suelen reportar un dolor intenso en el pecho que se irradia hacia el brazo izquierdo, en las mujeres los síntomas de infarto u otras enfermedades cardíacas pueden ser más sutiles y atípicos, como:
Prestar atención a las señales del cuerpo y mantener un seguimiento regular con el cardiólogo son pasos esenciales para la prevención y el tratamiento precoz de las enfermedades cardiovasculares. Ante cualquier síntoma persistente o de aparición repentina, especialmente si hay factores de riesgo asociados, es fundamental buscar atención médica inmediata.
Aunque muchos todavía asocian las enfermedades cardíacas con los hombres, las enfermedades cardiovasculares también son la principal causa de muerte entre las mujeres en todo el mundo, superando incluso al cáncer de mama. En Brasil, datos del Ministerio de Salud indican que alrededor del 30% de las muertes femeninas tienen origen cardiovascular. Aun así, el riesgo en mujeres suele subestimarse, lo que contribuye a retrasos en el diagnóstico y el inicio del tratamiento, aumentando la gravedad de los eventos (9).
Además, los síntomas en las mujeres tienden a ser más sutiles o atípicos, lo que dificulta la identificación de situaciones graves como el infarto. En lugar del clásico dolor en el pecho, es común que presenten fatiga extrema, náuseas, dolor en la espalda o en la mandíbula. Factores específicos del sexo femenino, como el embarazo, la menopausia, el uso de anticonceptivos hormonales y condiciones como la preeclampsia, también influyen en el riesgo cardiovascular.
Estudios indican que las mujeres con antecedentes de preeclampsia presentan una mayor prevalencia de aterosclerosis coronaria en comparación con mujeres sin esta condición (10).
Según la American Heart Association (AHA), solo el 44% de las mujeres reconocen las enfermedades cardíacas como su principal amenaza para la salud, lo que evidencia una brecha importante en la percepción del riesgo (11). Esta realidad refuerza la necesidad de campañas de concienciación dirigidas al público femenino, con incentivo al reconocimiento temprano de los síntomas, realización de exámenes preventivos y seguimiento médico regular.
Es fundamental reconocer que la enfermedad cardiovascular es, en gran medida, una condición prevenible. Se estima que los factores de riesgo modificables representan más del 90% del riesgo atribuible al desarrollo de enfermedades cardiovasculares (ECV), lo que resalta la necesidad de priorizar estrategias preventivas enfocadas en la reducción de estos factores (12).
Entre las intervenciones más eficaces para este fin, destacan los comportamientos saludables (13-15), que influyen directamente en diversos factores de riesgo, como el tabaquismo, la obesidad, la diabetes tipo 2 e incluso la aptitud cardiorrespiratoria. Esta última ha sido reconocida como un importante predictor independiente de eventos cardiovasculares y mortalidad por todas las causas, y su medición ha sido recomendada por la American Heart Association como un «signo vital clínico».
Algunas estrategias eficaces incluyen:
A pesar de la amplia evidencia sobre los beneficios de los hábitos saludables, se ha observado una tendencia al deterioro de estos comportamientos en las últimas décadas. La práctica regular de actividad física, esencial para la salud cardiovascular, ha disminuido desde al menos la década de 1950, en gran parte debido a transformaciones tecnológicas, sociales y ambientales (16). Esta reducción se asocia con cambios adversos en el perfil de riesgo cardiovascular de la población, como el aumento de la obesidad y la disminución de la capacidad cardiorrespiratoria (13, 16).
Ante este panorama, se vuelve cada vez más necesario reforzar la promoción de la salud y el estímulo a la adopción y mantenimiento de estilos de vida saludables, tanto para la prevención primaria como secundaria de las enfermedades cardiovasculares.
El diagnóstico precoz de las enfermedades cardiovasculares es esencial para la implementación de estrategias eficaces de prevención y tratamiento. La combinación de exámenes clínicos, de laboratorio y por imagen permite una evaluación integral de la función cardíaca, la presencia de lesiones estructurales y el riesgo de eventos agudos, como el infarto de miocardio.
La elección de los exámenes depende de la historia clínica del paciente, los síntomas y los factores de riesgo individuales. A continuación, se destacan los principales estudios utilizados en la práctica clínica:
Los estudios genéticos se están consolidando como herramientas valiosas para evaluar el riesgo cardiovascular, permitiendo identificar precozmente a individuos predispuestos y desarrollar estrategias terapéuticas personalizadas. Esta aproximación es especialmente relevante en casos de miocardiopatía hipertrófica, dilatada y otras enfermedades cardíacas hereditarias.
En los últimos años, estudios de genética molecular han revelado una fuerte asociación entre variantes genéticas y trastornos arritmogénicos hereditarios, como las canalopatías (17). Estos trastornos se deben a alteraciones en el flujo de iones a través de los canales iónicos, afectando el potencial de acción en los cardiomiocitos, incluso sin anomalías estructurales cardíacas (18). Se han identificado variantes en genes que codifican componentes funcionales de estos canales en pacientes con predisposición a arritmias fatales.
Además, los exámenes genéticos contribuyen a personalizar el tratamiento farmacológico. Se estima que entre el 40% y el 60% de los pacientes con enfermedades cardiovasculares no responden adecuadamente a la medicación prescrita, en gran parte debido a diferencias genéticas que afectan el metabolismo y la sensibilidad a los fármacos. Esta variabilidad interindividual resalta la importancia de la farmacogenética en la selección y ajuste de tratamientos (19).
En casos con antecedentes familiares de enfermedades cardíacas, los estudios genéticos pueden identificar mutaciones asociadas a condiciones hereditarias como:
Estos estudios permiten un seguimiento clínico más preciso, orientan medidas preventivas específicas y permiten acciones proactivas que pueden reducir significativamente el riesgo de eventos cardiovasculares graves.
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Referências Bibliograficas
1. World Heart Report 2023. Disponível em: https://world-heart-federation.org/wp-content/uploads/World-Heart-Report-2023.pdf
2. World Health Organization. Cardiovascular diseases. World Health Organization. Available at: https://www.who.int/health-topics/cardiovascular-diseases/# tab5tab_1.
3. Benjamin EJ, Muntner P, Alonso A, et al. Heart disease and stroke statistics— 2019 update: a report from the American Heart Association. Circulation 2019; 139(10).
4. European Heart Network. European cardiovascular disease statistics. 2017. Available at: https://ehnheart.org/images/CVD-statistics-report-August-2017.pdf. Accessed December 15, 2021.
5. Virani SS, Alonso A, Benjamin EJ, et al. Heart disease and stroke statistics—2020 update: a report from the American Heart Association. Circulation. 2020;141(9):e139-e596.
6. Virani SS, Alonso A, Aparicio HJ, et al. Heart disease and stroke statistics—2021 update: a report from the American Heart Association. Circulation. 2021;143(8):e254-e743.
7. Piepoli MF, Corra U, Dendale P, et al. Challenges in secondary prevention after acute myocardial infarction: a call for action. Eur Heart J Acute Cardiovasc Care. 2017;6(4):299- 310.
8. Jenca D, Melenovsky V, Stehlik J, et al. Heart failure after myocardial infarction: incidence and predictors. ESC Heart Fail. 2021;8(1):222-237.
9. Mansur AP, Favarato D, Strunz CMC, Avakian SD, Pereira-Barretto AC, Bocchi EA, César LAM. Sex Differences in Cardiovascular Disease Mortality in Brazil between 1996 and 2019. Int J Environ Res Public Health. 2022 Oct 7;19(19):12827.
10. Hauge MG, Damm P, KF, Ersbøll AS, Johansen M, Sigvardsen PE, Møller MB, et al. Early Coronary Atherosclerosis in Women With Previous Preeclampsia. J Am Coll Cardiol. 2022 Jun 14;79(23):2310-2321.
11. Metlock FE, Kwapong YA, Evans C, Ouyang P, Vaidya D, et al. Design and rationale of the social determinants of the risk of hypertension in women of reproductive age (SAFE HEART) study: An American Heart Association research goes red initiative. Am Heart J. 2024 Sep:275:151-162.
12. Joseph P, Leong D, McKee M, et al. Reducing the global burden of cardiovascular disease, part 1: the epidemiology and risk factors. Circ Res 2017;121(6):677-694.
13. Franklin BA, Brubaker P, Harber MP, Lavie CJ, Myers J, Kaminsky LA. The Journal of Cardiopulmonary Rehabilitation and Prevention at 40 years and its role in promoting lifestyle medicine for prevention of cardiovascular diseases: PART 1. J Cardiopulm Rehabil Prev 2020;40(3):131-137.
14. Franklin BA, Brubaker P, Harber MP, Lavie CJ, Myers J, Kaminsky LA. The Journal of Cardiopulmonary Rehabilitation and Prevention at 40 yr and its role in promoting preventive cardiology: part 2. J Cardiopulm Rehabil Prev 2020;40(4):209-214.
15. Franklin BA, Myers J, Kokkinos P. Importance of lifestyle modification on cardiovascular risk reduction: counseling strategies to maximize patient outcomes. J Cardiopulm Rehabil Prev 2020;40(3):138-143.
16. Garber CE, Blissmer B, Deschenes MR, et al. American College of Sports Medicine position stand. Quantity and quality of exercise for developing and maintaining cardiorespiratory, musculoskeletal, and neuromotor fitness in apparently healthy adults: guidance for prescribing exercise. Med Sci Sports Exerc 2011;43(7):1334-1359.
17. Hsiao P, Tien HC, Lo C, Juang JJ, Wang Y, Sung RJ. Gene mutations in cardiac arrhythmias: a review of recent evidence in ion channelopathies. Appl Clin Genet. 2013 Jan 18;6:1–13.
18. Wilde AAM, Bezzina CR.Genetics of cardiac arrhythmias. Heart. 2005 Oct;91(10):1352–1358. doi: 10.1136/hrt.2004.046334
19. Johnson JA, Cavallari LH. Pharmacogenetics and cardiovascular disease–implications for personalized medicine. Pharmacol Rev. 2013 May 17;65(3):987-1009.
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